¿Qué es?

Un porcentaje altísimo del calcio que entra en nuestro cuerpo va a parar a huesos y dientes. El restante, pasa al torrente sanguíneo y es utilizado para la contracción muscular, para la transmisión de impulsos nerviosos y para la coagulación de la sangre, entre otras funciones.
Cuando cualquier tejido de nuestro organismo se lesiona, se produce una reacción de defensa de nuestro cuerpo por la que produce una inflamación. Esa inflamación es necesaria para limpiar la zona de productos de desecho y dejar un terreno ideal para la formación de tejido nuevo (regeneración de tejido). Pero cuando este mismo tejido se lesiona multitud de veces o cuando no se trata correctamente ayudando a que ese proceso natural se lleve a cabo, las células se desorganizan y este proceso se invierte, de manera que, el organismo manda calcio a estas zonas como reacción de defensa con el fin de endurecer el tejido. El cuerpo responde depositando cristales de hidroxiapatita lo que acaba formando hueso y este proceso es lo que conocemos como calcificación. Como consecuencia nos enfrentamos a tejidos duros que no poseen buena resistencia y pueden lesionarse de nuevo.
Cuando el calcio se va depositando sobre algún tendón del cuerpo, nos encontramos ante una calcificación tendinosa y esto produce una pérdida de elasticidad del tejido en sí. Esto suele producirse por una inflamación continua, provocada por una actividad laboral repetitiva o por el propio envejecimiento.
Durante el proceso se suelen alternar fases de formación y reabsorción.
Causas de la calcificación tendinosa:
- Microtraumatismos y sobrecargas por repetición:
Cuando un segmento corporal está sometido a continuo estrés o cuando se repite la misma lesión inflamatoria en múltiples ocasiones por una mala práctica o por un mal tratamiento, el cuerpo, como reacción de defensa, intenta endurecer esos tejidos para hacerlos más resistentes, por lo que empieza a mandar cristales de calcio a la zona lesionada.
- Mala alimentación:
Todo el mundo sabe la importancia de la alimentación para el buen funcionamiento de nuestro organismo, pero a veces no sabemos hasta donde influye lo que comemos. Una ingesta elevada de ciertos alimentos hace que aumente la cantidad de cristales de calcio, este exceso de cristales no es metabolizado por el organismo y pasa a determinados órganos y estructuras miotendinosas con mayor facilidad.
- Disminución de riego sanguíneo por envejecimiento de los tejidos:
Con los años la circulación va empeorando lo que provoca que haya peor oxigenación de los tejidos. Esta falta de aporte de oxígeno provoca que los tejidos vayan cambiando su estructura y se vayan fibrosando por lo que se hace más fácil la acumulación de cristales de calcio.
- Factor genético:
Hay personas con más tendencia a sufrir esta lesión, con más predisposición debido a su carga genética.
Calcificaciones más comunes.
- Calcificación del manguito rotador, hombro. Se acumulan cristales de calcio en los tendones del hombro, normalmente debido a tendinitis mal curadas o repetitivas.
- Calcificación espolón calcáneo: es una acumulación de calcio en la planta del pie en la inserción de los tendones de la musculatura plantar y de la fascia plantar con el hueso calcáneo (talón), formando un espolón calcáneo.
- Calcificación tendón de Aquiles: este tendón es el que une los músculos de la pantorrilla (gemelos y soleo) al hueso del talón (calcáneo). Las calcificaciones en este tendón son muy comunes por sobrecargas en estos músculos o tendinitis de repetición.
- También podemos encontrar calcificaciones en tendón rotuliano (rodilla) o en la inserción de los músculos epicondíleos (codo) por ejemplo.
Síntomas
El síntoma más característico es un dolor muy intenso que no suele relacionarse con ninguna causa aparente. En ocasiones el dolor es demasiado intenso por lo que sospechamos que estaríamos ante una fase reabsortiva. En la mayoría de los casos hay dolor nocturno que incluso impide dormir al enfermo sobre todo en las calcificaciones del manguito rotador en el hombro.

Este dolor conlleva perdida del rango articular e impotencia funcional (dificultad para levantar el brazo, por ejemplo). En ocasiones pasada esta fase más aguda que acabamos de describir, estas funciones se van recuperando, siempre y cuando hagamos un tratamiento adecuado y en el momento preciso.
Aun así, hay que explicar que no todas las calcificaciones son dolorosas y en muchas ocasiones el hallazgo es casual, al hacer una prueba de imagen (radiografía) por otra causa. Esto es debido a que las calcificaciones pasan por distintas fases como hemos mencionado anteriormente: la fase de formación que suele ser poco dolorosa y la fase reabsortiva que es donde se suelen producir esos brotes de dolor más agudo.
Los pacientes que sufren mas dolor, incluso con dolor entre crisis son los que suelen desarrollar más rigidez articular.
Diagnóstico.
El diagnóstico es clínico y radiológico mediante radiografía simple y ecografía.
Con la historia clínica del paciente, sus síntomas y sensaciones, podemos sospechar que estamos ante una calcificación, pero la forma de asegurarnos es realizar una radiografía. La ecografía puede ayudar a localizar con mejor exactitud la calcificación y a valorar el estado de los tendones implicados.
Tratamiento fisioterápico.
La fisioterapia puede ayudar en fase aguda a controlar el dolor y mejorar la funcionalidad del miembro afectado.
En nuestro centro tratamos las calcificaciones aplicando calor en un primer momento para relajar la zona, de esa forma preparamos la zona afectada para poder trabajarla e intentar disminuir el dolor inicial agudo. Tras esto trabajamos manualmente tanto la musculatura implicada como la articulación o articulaciones afectadas con terapia manual, osteopatía, masaje y estiramientos.
Una vez hecho el trabajo manual atacamos directamente la calcificación con una técnica llamada iontoforesis. La Iontoforesis es un método de electroterapia donde se utiliza una corriente continua directa para la introducción tópica de iones activos en la epidermis y membranas mucosas. Seguidamente realizamos sonoforesis para que el ácido acético (la solución utilizada para disolver la calcificación) termine de penetrar en el organismo.
Tras pasar la fase aguda y una vez controlado el dolor y la inflamación es muy importante hacer hincapié en la recuperación del rango articular y la fuerza muscular ya que lo normal es que se haya producido una bajada de tono muscular en la zona afectada.
Se realizará un plan de ejercicios en todo el proceso de rehabilitación, de más simples a más complejos y de menos a más exigencia, según la evolución del paciente y según sus síntomas lo vayan permitiendo.